Los selfies disparan la demanda de cirugía estética

9 de cada 10 españoles nos hacemos un selfie a diario. Esta cifra se eleva cuando estamos de vacaciones ya que, según la agencia Europa Press, realizamos 12 autofotos además de 56 fotografías diarias durante este periodo.

Sin embargo, este nivel de “felicidad” y satisfacción con uno mismo no casa con las cifras aportadas por clínicas de cirugía estética, según las cuales uno de cada 10 españoles se somete a una intervención quirúrgica influido por el fenómeno selfie. La obsesión por el físico y las redes sociales van de la mano.

La Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS), revela que en Estados Unidos se han realizado 18 millones de intervenciones estéticas en lo que va de año, un cuarto de millón más que en el periodo anterior.

Datos igual de alarmantes se dan en nuestro país ya que casi 500.000 pacientes han pasado por quirófano, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), relacionando el aumento de las operaciones estéticas con la exposición en redes sociales. Por primera vez, cuatro procedimientos relacionados con la cirugía facial se encuentran entre las 10 operaciones más demandadas influidas por los selfies. ¿Son las consecuencias de la nueva era Instagram?

Es en Instagram donde más se aprecia este fenómeno ya que aquí los jóvenes españoles muestran con más frecuencia su físico. Por ello, la Asociación Psiquiátrica Americana ya lo ha calificado de enfermedad. ‘Selfitis’ es el término que pone nombre al “deseo obsesivo compulsivo de tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales como una manera de compensar la falta de autoestima y llenar un vacío en la intimidad”.

Pero la paradoja no termina aquí, plataformas como Snapchat o el propio Instagram poseen filtros que pueden someterte a una operación al instante: blanquean los dientes, afinan la nariz o alisan la piel. Por ello, muchos pacientes acuden a las clínicas con imágenes retocadas por ellos mismos para conseguir el mismo resultado después de pasar por quirófano.

Cada vez más jóvenes

Esto ha provocado que la edad de los pacientes aumente en el rango de los 18 y los 30 años, quienes prefieren someterse a una rinoplastia, bichectomía o a un injerto capilar en el caso de los hombres. “Las expectativas sobre la apariencia femenina nunca habían sido tan altas”, afirma la periodista Amanda Hess.

Esta tendencia al alza preocupa a especialistas en el mundo de la psicología y sociología por el profundo problema de aceptación que esconde. “La valoración de nosotros mismos y de nuestra autoestima se da en esta sociedad en torno a tres intereses: ser delgados, jóvenes y atractivos”, sentencia el catedrático Enrique Echeburúa.